En este artículo te contamos la importancia de la gestión del cambio en las organizaciones, y cuáles son los procesos necesarios para una buena receptividad en los implicados a fin de obtener un impacto positivo en cuanto al objetivo a alcanzar.
Ya lo estamos sintiendo, el mundo y la sociedad en la que vivimos están transformándose a pasos agigantados.
Podemos comenzar planteando una realidad concreta: existe un movimiento orgánico de cambio al que no estamos exentos tanto personal como colectivamente y hoy, en el contexto histórico en el que nos situamos, esto sucede más rápidamente debido a que, por ejemplo, las innovaciones tecnológicas evolucionan cada día al punto de que lo que ayer era novedoso hoy ya se quedó atrás y requiere de una actualización.
Por otra parte, también han cambiado las líneas de negocios en tanto que aparecen nuevos productos o servicios en el mercado, nuevos procedimientos o metodologías de trabajo. Es así que surge la necesidad de hacer las cosas de manera diferente y esto influye en la dinámica de uno o más sectores de trabajo haciéndose necesaria la mediación y el acompañamiento en la reestructuración de la nueva dinámica.
De la misma forma que surgen nuevas tendencias, también surgen nuevos cargos, como es el de project manager, impulsado para gestionar de forma efectiva los proyectos. Para acceder a este puesto primero tendrás que conseguir la certificación PMP. Puedes prepararte para conseguirla a través de esta formación PMP Online.
En este sentido, la gestión del cambio es una forma de acompañar estos procesos para dar respuestas efectivas no solo ante lo que aparece como nueva demanda externa e interna sino también a los obstáculos que puedan aparecer.
Ahora bien, la gestión del cambio requiere de un proceso paulatino para que las partes puedan adaptarse a lo nuevo porque, en principio, suelen aparecer resistencias a los movimientos de transformación, de algún modo generan cierta incomodidad, incertidumbre e inestabilidad. Sumado a que también está implicado un cambio a nivel personal y relacional en los espacios que se ocupen dentro de la organización.
¿Qué es la gestión del Cambio?
La gestión del cambio aparece como respuesta a la necesidad de afrontar las transformaciones rápidas de una manera paulatina para reducir el impacto que suele expresarse en resistencias hacia esa innovación. Los cambios más importantes se dan en lo tecnológico, en el modelo de negocio, en la forma de interactuar y a nivel organizacional.
La gestión del cambio busca facilitar y conseguir una implementación exitosa de las transformaciones necesarias a realizar.
La manera es estando presente y consciente en el paso a paso de ese proceso de transformación, recopilando todo lo que va sucediendo en el desarrollo. Esto implica trabajar con y para las personas en la aceptación y asimilación de los cambios y en la reducción paulatina de la resistencia a los mismos.
En este sentido, la gestión del cambio es un proceso que debe gestionarse día a día de la mano de líderes capaces de captar las necesidades del grupo y de la organización a la vez que deben tener información idónea sobre el contexto; las posibilidades y herramientas de acción; las falencias y las potencialidades existentes para acompañar ese proceso, para poder dar una resolución e implementación eficaz y exitosa.
De esta forma, los líderes se convierten en agentes de cambio y adquieren una nueva capacidad que posiciona a la organización en un lugar de avance.
Se podría decir que con la gestión del cambio se sortea también uno de los desafíos más importantes: la gestión de los sentimientos que devienen de los cambios. Esto significa poder lidiar con la frustración, la inestabilidad emocional y el estrés en los empleados por un lado, como así también para la organización que pueden experimentar ciertos riesgos como tener una menor productividad, posible incumplimiento de los objetivos en los tiempos predeterminados o el mal ambiente que pueden generar estos movimientos de transformación.
Tener en cuenta estos efectos ante las transformaciones es ser consciente de que la gestión del cambio es necesaria para brindar respuestas más positivas tanto en los empleados como en la empresa. Sobre todo porque en la práctica se traduce en una forma de evitarlos.
¿Cuáles son los procesos que utiliza la gestión del cambio?
Se suele pensar que los cambios siempre son positivos porque se implementan para mejorar. Y esto suele ser real. Pero ¿qué pasa si no los panificamos bien?
Podría ocurrir todo lo contrario. Entonces es necesario controlar el cambio. Al igual que en la gestión de riesgos , en este artículo veremos una guía para anticiparnos a la gestión de conflictos.
En este sentido, la información, la comunicación, el diálogo, la visión a futuro, el trabajo y acompañamiento en conjunto hacia el objetivo a alcanzar con el cambio es de suma valía e importancia.
Los procesos a implementar en la gestión del cambio podrían tener la siguiente guía para anticiparse a la aparición de conflictos:
- Observar cuál es la situación actual y describir lo que se quiere conseguir con la innovación.
- Estudiar el posible impacto en el producto o servicio que ofrece la empresa.
- Pensar las acciones para que el cambio no afecte al producto o servicio negativamente.
- Hacer una revisión de los recursos necesarios y los disponibles para llevar a cabo la gestión del cambio.
- Rentabilidad del cambio: cuál es el beneficio y cuál es la inversión.
- Implementación del cambio.
- Seguimiento de cambio.
- Control de resultados.
En síntesis, la gestión del cambio es una apuesta al presente y al futuro ya que genera las bases para seguir haciendo futuras y necesarias innovaciones.
Una gestión del cambio comprometida con el bienestar de la organización se traduce en una forma sostenida de evitar la alternativa, que perdure en el tiempo y que permita ver un futuro posible dentro de la organización permitiendo vislumbrar nuevas salidas cuando las cosas parecen estancarse o ir más lento ante la vertiginosidad de la evolución.
En definitiva para una gestión del cambio hay que tener en cuenta a todos los stakeholders, tanto internos como externos, y acompañar en el proceso de mutación ya que esto genera una coalición y un grupo de trabajo yendo hacia un interés común, sintiéndose parte necesaria de ese crecimiento y al tener una hoja de ruta para seguir la gestión del cambio se transforma en un sostén y refuerzo tanto para el grupo como para la empresa.